domingo, 28 de diciembre de 2014

Mafalda.


- Las personas que somos duras en las peores situaciones también lo somos en lo que al amor se refiere. ¿Cuánto me costó decirte te quiero? 

(Sonrisa)

Te sorprendería saber en qué momento me enamore de ti.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Nola.



- ¿Qué probabilidad existe de que dentro de unos años sigamos siendo tan felices? Son demasiados los protagonistas de películas que comentan que al final el amor se termina. Aunque más que terminar yo diría perder. Perdemos oportunidades a mitad del camino y comenzamos a encerrar palabras en el trastero. O en el garaje del corazón. ¿Qué probabilidad hay de que dentro de unos cuantos inviernos sigas mirándome con esos ojos llenos de cansancio y ganas de descansar en mí, conmigo? Dicen que al final miras más que ves y acabas traspasando a la persona sin el más mínimo interés. Podría abrazarte eternamente si dispusiera de un reloj parado. Y aún así ¿cuál es nuestro porcentaje de supervivencia? ¿Cuánto podremos durar rodeados de estos  fósiles en coma, muertos en vida, heridos de guerra en el amor que susurran en voz alta que quererte llegara a doler?


- Alguien que sabe que escondes un lunar en tu oreja sería incapaz de hacerte infeliz. 

lunes, 3 de noviembre de 2014

Clara.



Consiste en mantener aletargado todo sentimiento 
que, habiendo nacido del amor más puro, haya sido
destruido a punta de venganza. 

Y bueno, eso, 
que no deberíamos quedar con el ex para tomar café, 
que luego el corazón se pone a bombear mariposas.

 Y no.

domingo, 19 de octubre de 2014

Claudine.


Ni la música que sonaba ni las velas del tocador habían sido elegidas a conciencia. Eran preferibles las velas porque la lámpara daba demasiada luz y la lista de reproducción saltaba de una canción a otra sin orden ni concierto. No había más explicación. Como tampoco la tenía que él la deseara más que nunca aquella noche. La sujeto fuerte, haciéndole entender en silencio que no se alejará mucho de él (no fuera que se le ocurriera enamorarse de otras pecas que no fueran las suyas). La besó, y los dos años a su lado le supieron a poco. Habían pasado tan rápido como lento le hizo el amor aquella noche.

Su interminable y tierna sonrisa la delataba. Se le veía realmente feliz. 
Era cierto que había algo más después del te quiero. Al menos ella, así me lo admitió.

lunes, 13 de octubre de 2014

Emma.


Y cada vez que te digo “te quiero” me preguntas “porqué”. A veces escondo la cabeza y respondo “no sé”;  la mayoría de las veces solo contesto con un “porque me haces feliz”.  Tal vez sea porque has elegido mi cuello como lugar habitual de descanso y él está feliz de tener habitantes que de vez en cuando le mordisquean como símbolo de cariño. O tal vez sea por tu manía de cogerme por el hombro y olisquear curiosamente cualquiera de mis orejas. Quién sabe, a lo mejor es por esa manía tuya de decirme  “no mereces” cuando sabes que merezco siempre. O esa otra de  corregir cada palabra que sale por mi boca, y que tanto odio, y que a ti tanta gracia te hace. Porque soy la mejor creadora de refranes de la historia y nunca me importó cantar en voz alta por la calle. Por eso tal vez tú me quieres a mí, no lo sé.

Me he vuelto a quedar dormida en el sofá  y eso que te prometí que me mantendría despierta toda la película. No he podido evitarlo, tu pecho es el mejor lugar para descansar los ojos y tus dedos haciéndome cosquillas han actuado como morfina por todos los poros de mi piel. Morfina para soportar el otoño que se avecina. Sí, tal vez sea por todo esto por lo que siempre (pase lo que pase) pido más.


Volver a casa y echarte de menos.

viernes, 10 de octubre de 2014

Amélie.


Y ahí estabas tú, con tu camisa a cuadros y tus pantalones pitillo. Un alfiler en un pajar, mi alfiler. Y es que no he tenido más remedio que fingir con palabras banales  que el paso de nuestros años no te han sentado nada bien. Les mentí y te mentiría también a ti si tuviera la oportunidad de encontrarte de nuevo. Los días que nos han separado, si cabe, te han hecho mayor y debo admitir que las arrugas de tus ojos seguían siendo las mejores de aquel concierto. Alce los brazos al cielo en señal de victoria mientras “Afuera en la ciudad” recorría mis oídos y mi cuerpo; si de miedo se trataba puedo decir que por fin había desaparecido.  Y aún siendo consciente de que si estiraba un poco más mis brazos lograría alcanzarte, fui más rápida que tú controlando mis sentimientos cuando sonó “Palomas” y escapé de allí evitando de nuevo tu mirada.

Y de repente llegó “EME”.

Me deshice entre las notas de la guitarra intentando afinar en los recuerdos menos dolorosos y sin embargo solo fui capaz de perderme más. De nuevo, por un instante y como otras tantas veces, quise volver ser su sonrisa de Amelie.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Candela.


¿No lo habéis visto por aquí? Llevo horas buscándolo y aún no lo he encontrado. ¿Qué es esto? ¡Ay si! el hilo para suturar. Estuve más de un mes buscando un hilo perfecto fabricado, a poder ser,  con rabia. Más de mil pasos por mercados y supermercados di hasta que hallé justo con el que quería. La extravagante vendedora de la pequeña tienda me aseguro que era el mejor de todo Madrid. “Resistente a terremotos e inundaciones en épocas de fuertes sacudidas y lluvias torrenciales, incluye garantía por si los lacrimales se desbordan” añadió. Cuando le pregunte que de qué estaba hecho la señora muy amablemente me respondió “de lo que tú quieras niña”. Y eso fue suficiente.

Sigo buscándo por toda la habitación, ¿no veis ningún rastro que me indique que dirección cogió? Nunca fui una buena criminóloga, los únicos muertos que hay en mi habitación son los tiestos que deje de regar cuando Leo se marchó. He encontrado la aguja tirada por el suelo, supongo que la morfina dejó de hacer efecto hace unas horas y le ha dado la ventaja de quién tiene alas para volar. No debería haber cerrado los ojos, así ahora tal vez sabría dónde se ha metido.  Nada de esto tiene sentido, yo misma utilice el desfibrilador cuando dejo de latir.

Rendida he caído de rodillas frente a la ventana. Está abierta y las cortinas se mueven con delicadeza, incluso los últimos rayos de sol intentan escaparse por la persiana. Guardo silencio.

pump, pump, pump.

Me toco el pecho. Sí es él.  Agudizo el oído de nuevo.

pump, pump, pump.

Noto las mejillas húmedas de nuevo pero esta vez no me importa. 
El hilo ahora resiste y yo he vuelto a nacer. 

sábado, 13 de septiembre de 2014

Allison.


Hace tanto que no escribo sobre ti que a veces pienso que nos hemos gastado. Me recuerdas a esos robots de plástico que se venden en las ferias y que funcionan a pilas. El robot se mueve enérgicamente al principio y ralentiza su paso conforme las pilas se agotan. A veces pienso que los libros han tenido un efecto tan enfermizo sobre mí que acabo esperando rosas donde solo hay tierra que ni siquiera has podido cultivar. Has pronunciado un “no puedo hacer nada más” que se queda corto dentro de mi abanico de posibilidades. Altas montañas convertidas en cenizas con el pestañeo de mis ojos, arboles rotos que he vuelto a levantar con las manos heridas y llenas de sabia; tal vez para mí siempre hay una posibilidad. 

Siempre la hay.

viernes, 29 de agosto de 2014

Leticia.


Titubeabas cada vez que te dirigías hacia mí y vacilabas con la cabeza haciendo unas pausas poco comunes en ti. Y no creo que fueran las copas de más las que producían en ti ese tipo de reacciones, seguramente eras tú mismo traicionándote. Lapsus temporales en los que el deshielo de la copa (y de tu miocardio, como yo lo llamo) permitían avistar esa parte de ti que me recordaba una y otra vez la frase que Thomas Fuller dejo, para disfrute de todos, entre nosotros. “Todo es muy difícil antes de ser sencillo” me decías. Hacías tu ritual de aspavientos síntoma de tu estado etílico y entre susurros insistías en que Thomas Fuller era un “maldito mentiroso” que “de ser así lo nuestro ahora sería más sencillo”.

Y en verdad, borracho o no, tenía razón. Contradiciendo a cualquier historiador inglés que se nos pusiera por delante; habíamos decidido que nuestra historia de des-amor debía empezar bien y acabar con un “no estuviste ahí” o ejemplares similares. Al día siguiente, como si nada hubiera ocurrido, volvías a posarte en mí con tu irascibilidad común haciendo gala de tu pasión por lo solitario y lo extravagante.

Y bueno, no hubo un final concreto, solo nos cansamos de insistir y de tirar de la cuerda por el  extremo contrario. Yo volví a mi rutina, la del cola-cao antes de dormir y los abrazos de cada noche, él por contrario siguió viajando. No he vuelto a saber de él. Había aprendido a vivir solo y así, solo, continuó caminando.

domingo, 17 de agosto de 2014

Lorena.


-“Y no es que no lo quiera, lo quiero un montón; pero si tuviera algo, una herramienta,  con que medir nuestro amor seguramente él saldría ganando. El otro me refiero. Supongo que la razón es solo una, las pasiones que matan. Esas que te empujan bajo tierra pero te reviven una y otra vez. No sé si me explico” Ay Lorena, mi Lorena. Si lo hubiera sabido antes te hubiera dado la razón en aquel momento, pero desconocía de que hablabas hasta hoy.

He subido al autobús con la sensación de haber perdido años de juventud y ganas de vivir pasiones. Has tocado mis ojeras con tus dedos y he suplicado mientras lo hacías con los ojos un “te quiero”, pero no llega. O llega a destiempo. Y es que ya no se qué sonrisas más te puedo dibujar en los labios para merecer escucharlo.


Me escondo entre los recuerdos de un antes perdido 
con la esperanza de revivirlo otra vez;
pero no con él, contigo. 

lunes, 11 de agosto de 2014

Victor.


Y bueno no nos podemos quejar, estamos rodeados de normas que hay que cumplir de forma diaria y que nos obliga a no comportarnos como orangutanes. “No supere los 120 por la carretera”, “Prohibido fumar en este establecimiento”, maneras y formas de educar a los ciudadanos de un lugar llamado mundo, como dice ese buen hombre en el anuncio de San Miguel. Luego están las  reglas místicas, esas que acatamos porque queremos “honraras a tu padre y a tu madre”, “no mataras” comentan los catequistas todas las semanas. Y qué me vas a contar, luego acabamos poniendo los cuernos a la mujer, pero oigan, ahí están las normas místicas; para guiarnos hacía la luz o para ver el final de camino. Y por último y no por ello menos importantes están las normas establecidas para todo grupo de amigos (debo señalar que no para todo el mundo existen solo tres niveles). Bueno, realmente no hay una norma escrita, lo único que guía a esta panda de desarrapados es la conocida como LEALTAD. Podríamos buscar el término en Wikipedia y aparecería algo así como “fidelidad”. Qué queréis que os diga, yo no soy mucho de enciclopedias pero hoy me encuentro con el suficiente buen humor como para contaros que es para mí eso de la lealtad.  Según las leyes no escritas del Hamijos, pero si aplicadas por amor,  la lealtad consiste en hacer piña cuando uno de muchos está mal y formular acciones motivadoras que sirvan de apoyo para éste, o aguantar a las afueras del hospital hasta comprobar que aquellos accidentados están en condiciones óptimas (todo esto como los gitanos y siempre de buen humor). Según las leyes no escritas pero si aplicadas por diversión los viernes son viernes de cerveza y coca-cola (fría, que no caliente), de bromas tomadas con buen sentido del humor y bromas peligrosas (ya sean con mayonesa o cerveza agitada). Están también las leyes no escritas pero si aplicadas por felicidad como “Se intentara ir a Benidorm todos los años que sea posible” pero siempre, siempre,  siempre habrá un fin de semana para lanzarse como cabras por el monte. Y así todos los miembros del equipo sabrán y conocerán todas las marcas de DH habidas y por haber. Así pues si dos hamijos deciden sacar adelante un negocio todos y cada uno de los miembros del grupo apoyaran esta iniciativa trabajando duro, pintando, colgando paneles, aportando ideas, asistiendo a la inauguración, ayudando a las tareas cuando “se pasa por allí”, proclamando a diestro y siniestro lo buenos que son; dando la mejor imagen de lo mejor de los amigos. Eso es lealtad, hacer nuestro el negocio de nuestros amigos, cuidándolo como si fuera nuestro pequeño tesoro. 

VidaBikes se convirtió en un pequeño puzzle en el que las piezas encajaban a la perfección, sin embargo y para sorpresa la nuestra hay piezas que se rompen,  y en esta ocasión fue uno de los pilares que sostenía nuestro pequeño tesoro el que decidió actuar egoístamente y destruir lo que con nuestras manos e ilusión habíamos empezado a querer.

He guardado silencio tantas semanas que en ocasiones la ira y la vergüenza por aquellos que nos pusieron la zancadilla pasaron a formar parte de mí. Lo que en un principio era odio pasó a ser tristeza y con el tiempo solo hubo sitio para la resignación y la pena. Pena no por mí, no por nosotros, sino por vosotros. Gente incapaz a simple vista, pero capaz en el fondo de hacer un daño inimaginable.

Y es que éstas, las que pensáis son frases dirigidas con resentimiento no son sino un sutil aviso de lo que os espera. Y no, no hablo de venganza, hablo de soledad.

Más allá de todo esto, y con ganas de no perder ni un segundo más hablando de aquellos que no lo merecen, mencionar a la única persona que ha estado al pie del cañón. En las malas y en las muy malas. La persona que cogió el mando del navío sin tripulación y consiguió seguir creciendo. Para ti Victor todo nuestro apoyo y nuestro amor, algún día serás grande y allí estaremos todos para verlo de nuevo. Esto no es el principio del fin sino el principio de nuevos proyectos, nuevas ilusiones y nuevas aventuras. Y recuerda que mientras la tormenta amaina nosotros seremos las piernas en las que apoyarte cuando éstas fallen y seremos, si hace falta,  los pulmones que te permitan respirar cuando te falte el aliento

Que VidaBikes quede en el recuerdo de todos. Que únicamente recordemos lo bueno. 






domingo, 20 de julio de 2014

Andrea.


Que se te desencajen las mandíbulas de tanto apretar, que tiemblen los dientes, que duelan hasta las uñas. Que el escozor no solo repose en los nudillos, que recorra todo tu cuerpo. El golpe ha sido lo de menos; el alcohol es el mejor de los amigos en estos casos, los golpes en el corazón son los que de verdad importan. Han agarrado el nuestro con las palmas, ahogándonos, dejándonos sin aliento. Y ahora que tenemos las manos vacías (y doloridas) y que nos han arrebatado a lo que más queríamos y lo que más deseábamos, a tientas, nos obligamos a levantarnos. Con las rodillas sangrando por el paso de los días, derrotados por las batallas perdidas, resentidos los ojos de tanto llorar la ausencia, la casi muerte y la falta de tiempo para nosotros. Porque tú misma lo dijiste “es surrealista”; mientras otros, a día de hoy, dicen “bienvenidos al mundo real”.

Voy a apretar el gatillo lo suficientemente fuerte como volarte la cabeza en mil pedazos, Destino. Si es que eres tú, maldito bastardo, el culpable de tanta mala suerte. 

lunes, 7 de julio de 2014

Begoña.


Puede ser que ahora que ha vuelto la muerte a chasquear los dedos para llevarse una vida he vuelto a saborear lo que es despertar un lunes cualquiera a tu lado. He tocado los lunares de tu espalda como si fuera la última vez y los he memorizado a pesar de tu “es imposible que los cuentes todos” porque a lo mejor algún día dejan de ser. Y cuando digo ser me refiero al verbo existir.

He cogido el mapa de la vida entre mis manos y he llegado a perder el equilibrio por completo ante la posibilidad de. Un sorteo para el que nadie compra papeleta pero todos podemos ser elegidos. Sabéis de qué os hablo. Porque a veces incluso los corazones más rígidos y valientes pueden dejar de latir. Así sin más. De un chasquido. CHAS. Se acabó.

Y que el mundo, sin tu quererlo, se venga abajo.


No te acabes nunca, por favor.

lunes, 16 de junio de 2014

Eva.


El silbato sonó para señalar la llegada del tren. A lo lejos empezaron a temblar las vías. Recogí mi maleta y la mantuve fuertemente sujeta mientras presenciaba los últimos besos de despedida. Yo había decidido ser la última en regresar por eso de no vivir la peor de las despedidas. Llorar detrás del cristal mientras, al otro lado, una mano tiembla intentando sujetarte para que no te vayas. Siempre he preferido viajar en silencio antes que decir adiós con la mano y el corazón.

Miré el billete y pensé ¿estás segura? Aun había tiempo de recapacitar. Zagreb había sido el hogar más reconstituyente hasta ahora. Había habido otros sí, pero no lo suficientemente lejos como para sobrevivir. Eché la vista atrás y recordé como mi hermana había insistido en la idea de que cambiar de país no era la solución a todos los problemas. Imagino que nunca quiso tenerme lejos. Cogí el mapa de Europa y seleccione el destino más encantador y con menos españoles en kilómetros a la redonda. Sí. Ya había pasado más de un año desde entonces y aún así fíjate, todavía recuerdo la promesa de viajar por el mundo de tu mano. O al menos esa era la idea antes DE.

Uno de los trabajadores de la estación me pidió amablemente el billete lo que me sacó del ensimismamiento por unos segundos.

-          - Dobar dan! – añadió mientras me devolvía mi papelito picado.

Miré a través de la ventana y alcancé a ver como la Catedral se alejaba por momentos. El móvil comenzó a reproducir “Always” mientras reclinaba la cabeza contra el asiento. Cerré los ojos. Sí, era el momento de regresar. Volver al lugar donde todo había comenzado  y acabado al mismo tiempo. Como  en la Batalla de Normandía, dicen que hubo más de mil bajas, en mi caso solo yo acabe herida de muerte en la más terrible de las guerras. La del “ya no te quiero” pero yo todavía si.

sábado, 31 de mayo de 2014

Vera.


De tú a tú. No hagas de lo nuestro la rutina de quienes siempre desayunan tostadas con mermelada y café. Parece que hoy tienes prisa por librarte de mí. Como cuando me dices que los besos no hay que darlos a todas horas, porque sino al final te acostumbras y se escapa el amor. Y a mí me entra la risa. Yo creía que el amor estaba para gastarlo, y más aún cuando se es rico. ¿Por qué iba a andar tomando cucharitas pudiendo dar grandes tragos?

- Mira, algún día no estaré. No porque no quiera sino porque pase algo, y te preguntarás que hacer con lo sobrante. Que vendérselo a otras no sirve de nada cuando sabes que pertenece a otra persona. Porque a mí me sobran ganas pero me faltas tú. No tú frío. 
Tú dejándote querer. 

martes, 20 de mayo de 2014

Sandra.

Como cuando decidí que debía ser yo quién me salvara a mi misma de mi otro yo.


Y yo que pensaba (infeliz de mí) que, una vez superado el lunes, el martes sería menos de la mitad de cruel que un “comenzamos la semana, de nuevo”. PERO (siempre hay un pero) hoy me ha llovido. No sé si me explico. Trabajo (mucho trabajo), caras impacientes, pérdida de documentación, caras de inexpresión y caras demasiado expresivas (de esas que llegan hasta el suelo), desorientación temporal y ganas de disparar. Por llover me ha llovido hasta agua. Que paraguas tenía, sí. Pero nunca sales del todo preparada para días así, de tormenta apocalíptica. No sé si me explico.

Y mientras luchaba paraguas en mano, achicando el agua de mis zapatos como bien podía, mi mente (que actualmente se encuentra en un estado inusualmente latente de FUERZA) ha repetido en voz bajita “FILOSOFÍA”. Imagino que la droga del sueño y el hambre actúan en momentos así para lograr la supervivencia del cuerpo y la mente. Eso o la desesperación del momento. Sí, tal vez sea eso lo que me ha hecho reír mientras buscaba un bote salvavidas al que agarrarme. Pero reír con ganas, no os creáis.

Porque podría ser peor, podría haber perdido la esperanza. No sé si me explico.

Hoy soy más fuerte que nunca.


sábado, 17 de mayo de 2014

Alba.


El hogar está, no donde resides, sino donde el corazón señala. El mío por ejemplo apunta al sur. Huele a tierra mojada  cuando hay tormenta y a albaricoque en época de primavera. Huele a incienso en mayo y lumbre en navidad. Huele a familia, a libertad y saber…sabe mejor aún.  A vino, a caldereta, a torrijas, a libertad. Siempre libertad. Como cuando subes a la Sierra y tienes el campo a tus pies. Y agarras a tu amiga de los hombros y le dices “todo esto que ves hija, algún día será tuyo” y reís bromeando. Y bonito no es suficiente, bonito se queda corto. Porque atardece y los molinos se funden con él. Colores del verano que se mezcla con los orgullosos gigantes, en lo alto del pueblo, siempre guardianes de él.

La parra no cubre todo el techo lo que permite al sol colarse a mitad de mañana. Son muchas las ocasiones en las que decido hacer del patio mi sitio particular, guardo silencio y escucho. Oigo a los pájaros en el laurel y a las avispas zumbar a mí alrededor. A veces reclino la cabeza para captar todos los rayos de luz que me sean posibles y cierro los ojos. No puedo evitar pensar en que si el cielo existe debe ser parecido a esto. Y sonrío.

Estoy en casa.

Estoy en mi hogar.

sábado, 19 de abril de 2014

Adriana.


Hoy hemos vuelto a abrazarnos y yo he vuelto a respirarte. Como cuando regresas a casa después de las vacaciones de verano. Y no ha hecho falta convertir en Martini con limón la sangre que me corre por las venas para echarte de menos al despertar. Hoy he vuelto a quererte de nuevo, o tal vez es que no he dejado de hacerlo todavía. Hoy has vuelto a ser mío, aunque tú ya no seas ni dueño de ti mismo. Porque me echas de menos, lo sé.

Hoy he vuelto a soñar contigo. 

jueves, 10 de abril de 2014

Teresa.


Las voces retumbaban a mí alrededor mientras yo jugueteaba con las manos. La gente revoloteaba de allí para acá con el máximo respeto que les era posible dada la situación. No recuerdo el color de las paredes pero era imposible concentrarse en nada cuando hasta los marcos de las puertas tenían el poder de chuparte la vida. Y sobre aquellos raidos sofás (si es que podían llegar a considerarse así) estaba él. Tenía la cabeza gacha, sus gafas redondas y grandes mostraban la mirada perdida de quién no sabe regresar al mundo real, y sus manos, viejas y arrugadas se aferraban a un pañuelo bordado. Me juego el cuello a que por aquella cabeza solo rondaba la idea de “largaos de aquí y dejadme tranquilo”, sin embargo, y al contrario de lo que yo pensaba se levantó y se fue.

Debéis saber que antes de salir por la puerta caminó despacio hacia el cristal y apoyo la mano. Debéis saber que cansado, reposo la cabeza sobre él y susurro lo que, me juego la vida, fue un “volveremos a vernos mi amor”. Porque no hace falta que os diga lo que había al otro lado del cristal.

Abrió los ojos de nuevos, enjugo sus lágrimas en el pañuelo y lo guardo cuidadosamente en el bolsillo de su traje. Justo el mismo que llevo para el día de su boda.  Su mujer merecía verlo guapo, como hace 60 años, como aquella vez. 

Aunque ella estuviera lejos.
Aunque ella ya no estuviera allí. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

Estela.


Porque nunca fuimos del todo enemigos. Siempre poniéndote entre la espada y el “ojalá vuelvas a ser el mismo de siempre”. Tal vez es que nuestro “siempre” duro demasiado poco y los “ojalas” han dejado de cumplirse por falta de ganas y corazón. Porque yo, amigo, ya no soy capaz de verlo dentro de ti. E intentar abrirte en canal para hacerte creer que hay algo más allá de las noches salvajes y resacas eternas. Porque nuestros abrazos siempre significaron un “volveré para salvarte siempre que lo necesites". Porque nunca fuimos del todo amigos y las canciones siempre son una escusa para acordarme de nuestro nosotros.

Déjame seguir siendo la mejor parte de ti.

domingo, 23 de marzo de 2014

Sophie.


Y ahora que lo habíamos conseguido, que tus labios se posaran sobre mi cuello y tu cabeza reposara  sobre mi clavícula encajando a la perfección. Ahora que tus latidos eran tan familiares para mis oídos que habían decidido hacer de tu pecho su lugar favorito en el mundo. Ahora que tus manos habían hecho de un juego el vicio de buscarme entre la manta y el sofá los lunes al sol

Ahora que me has dejado con el vestido a medio abrochar y el corazón a medio latir, los ojos empañados de dudas y las ganas de naufragar de nuevo, porque navegué en océanos desconocidos hasta que tú pisaste tierra firme y decidiste conquistar mi bandera y mi alma.

Ahora que el silencio ha llamado a nuestra puerta y las páginas del calendario pasan tardías sin ti.

Ahora qué.

domingo, 2 de marzo de 2014

Bárbara.


Los asientos del coche hacían lo que podían por sostenernos pero ni ellos ni nuestros propios huesos eran capaces de agarrarnos para que no nos estrelláramos. El velocímetro marco  los 160 mientras yo me deshacía en polvo de pena y tu intentabas deshacer el mal que ya estaba hecho.  Y mientras nuestras vidas derrapaban por el asfalto del miedo y la incertidumbre yo decidí abrir la puerta, mirar hacia atrás y poner punto muerto. Y es que podría haber mantenido el pie en el acelerador pero, amor, el corazón ya estaba desgastado y poco se podía hacer si el combustible había envenenado todos nuestros caminos de escape.  Se nos olvido ponernos el cinturón de seguridad y eso, amor,  acabo con nuestras vidas. 

Esta noche he cerrado los ojos y he descubierto que mentían. 
Ojos que no ven corazón que te extraña.

sábado, 15 de febrero de 2014

Tu nombre, el del Diablo.

Ojos tristes, morados, descoloridos de llorar.
Ojos ilusionados.
Ojos que ya no lo están.
Ojos que intentan sobrevivir,
en un mundo repleto de arpías.
Monstruos vestidos con piel de cortero.
Monstruos que arañan el corazón,
después de habértelo dado
                                                                          
Todo.


martes, 4 de febrero de 2014

Marilyn.


Crecer con la certeza de que hay lugares que deberás visitar alguna vez en la vida por obligación. Como esos sitios de paredes verdes y luces blancas que resaltan las ojeras de todos sus visitantes.

He comprado el billete más rápido para llegar a ti, para salvarte, para que (me) sonrías. He apretado los dientes tantas veces para aguantar las ganas de llorar(te) que me duele la mandíbula de tanto sentir(te). No te vayas todavía, la vida aun tiene que vernos dormir la siesta juntas durante las calurosas tardes de verano. Mi cabeza sobre tu hombro y tu mano sobre la mía. Yo te necesito. Así que no te vayas, todavía no.


Voy a agarrarme de tus manos tan fuerte que nunca nadie conseguirá separarnos.

 Ni siquiera la muerte.

sábado, 25 de enero de 2014

Charlotte.


Y a riesgo de parecer soberbia juro por Dios, sin ser creyente, que aun siendo pobre pagaría lo que fuera por un billete de huida. Porque tengo los bolsillos vacíos de dinero pero soy sin duda la mujer mas rica en amor. Ayer mismo desperté en tu cama y estabas tan cerca de mí que no podía saborear, oler o sentir otra cosa que no fueras tú. Como cuando dije que algún día escribiría sobre tus pecas y tu, ni corto ni perezoso, te reíste de mi (sonreíste) y me agarraste de la mano. Te juro por Dios, sabiendo que es posible que no exista el más allá, que sé de lo que hablo cuando digo que me perdería entre esas pecas todos los días de mi vida, nadaría en el profundo de tus ojos cada vez que tuviera sed y esnifaría la vitalidad que me ofreces todas las noches del año cuando de celebrar la vida se tratase.

Apuntamos alto y lo haremos a lo grande, tan grande como nuestras ganas.

lunes, 6 de enero de 2014

Kate.


Todos sabíamos de lo que era capaz. Cogió la botella como si de un loco se tratara y derramo un poco sobre la copa (el resto cayo irremediablemente sobre la mesa). Alzo el brazo con solemnidad y brindo por la hipocresía. Poco se podía decir de aquel personaje, un joven que vivía sumido en la envida y se alimentaba de los besos que le ofrecían por las calles. Nunca nadie lo llego a querer, no al menos como lo hizo ella. Almas mudas, desterradas a sobrevivir en el amor propio y el odio en general. Fue como chocar contra uno mismo, y al final paso lo que tenía que pasar. Ella murió de sobredosis en un hostal de Venice Beach y él decidió que para vivir sin ella prefería seguir viviendo muerto en vida con sobredosis de alcohol, sobredosis de tristeza y sobredosis de ira. Dejaron de jugar al gato y al ratón, al “a ver quien puede más”. Dejaron de beberse la vida a tragos y de meterse las noches a rayas. El dejo de contar las pecas que adornaban su nariz y ella…ella dejo de sentir sin más. Pocos conocían la historia y ninguno, a día de hoy, se atrevía a contarla.

- …y sobretodo amigos, brindo por cada uno de los hijos de puta que me han amargado la navidad.- finalizó su discurso con un largo trago y se sostuvo sobre la mesa para no caer.

Cansada me levante y copa en mano añadí. – Por Kate.

Necesitaba con urgencia un corazón sediento de cualquier otra cosa que no fuera dolor, esto debía terminar. La mesa enmudeció. Acababa de despertar a la bestia.