Puede
ser que ahora que ha vuelto la muerte a chasquear los dedos para llevarse una
vida he vuelto a saborear lo que es despertar un lunes cualquiera a tu lado. He
tocado los lunares de tu espalda como si fuera la última vez y los he
memorizado a pesar de tu “es imposible que los cuentes todos” porque a lo mejor
algún día dejan de ser. Y cuando digo ser me refiero al verbo existir.
He
cogido el mapa de la vida entre mis manos y he llegado a perder el equilibrio
por completo ante la posibilidad de. Un sorteo para el que nadie compra
papeleta pero todos podemos ser elegidos. Sabéis de qué os hablo. Porque a
veces incluso los corazones más rígidos y valientes pueden dejar de latir. Así
sin más. De un chasquido. CHAS. Se acabó.
Y
que el mundo, sin tu quererlo, se venga abajo.
No
te acabes nunca, por favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario