domingo, 23 de marzo de 2014

Sophie.


Y ahora que lo habíamos conseguido, que tus labios se posaran sobre mi cuello y tu cabeza reposara  sobre mi clavícula encajando a la perfección. Ahora que tus latidos eran tan familiares para mis oídos que habían decidido hacer de tu pecho su lugar favorito en el mundo. Ahora que tus manos habían hecho de un juego el vicio de buscarme entre la manta y el sofá los lunes al sol

Ahora que me has dejado con el vestido a medio abrochar y el corazón a medio latir, los ojos empañados de dudas y las ganas de naufragar de nuevo, porque navegué en océanos desconocidos hasta que tú pisaste tierra firme y decidiste conquistar mi bandera y mi alma.

Ahora que el silencio ha llamado a nuestra puerta y las páginas del calendario pasan tardías sin ti.

Ahora qué.

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