domingo, 19 de octubre de 2014

Claudine.


Ni la música que sonaba ni las velas del tocador habían sido elegidas a conciencia. Eran preferibles las velas porque la lámpara daba demasiada luz y la lista de reproducción saltaba de una canción a otra sin orden ni concierto. No había más explicación. Como tampoco la tenía que él la deseara más que nunca aquella noche. La sujeto fuerte, haciéndole entender en silencio que no se alejará mucho de él (no fuera que se le ocurriera enamorarse de otras pecas que no fueran las suyas). La besó, y los dos años a su lado le supieron a poco. Habían pasado tan rápido como lento le hizo el amor aquella noche.

Su interminable y tierna sonrisa la delataba. Se le veía realmente feliz. 
Era cierto que había algo más después del te quiero. Al menos ella, así me lo admitió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario