Y ahí estabas tú,
con tu camisa a cuadros y tus pantalones pitillo. Un alfiler en un pajar, mi
alfiler. Y es que no he tenido más remedio que fingir con palabras banales que el paso de nuestros años no te han sentado
nada bien. Les mentí y te mentiría también a ti si tuviera la oportunidad de
encontrarte de nuevo. Los días que nos han separado, si cabe, te han hecho mayor
y debo admitir que las arrugas de tus ojos seguían siendo las mejores de aquel
concierto. Alce los brazos al cielo en señal de victoria mientras “Afuera en la
ciudad” recorría mis oídos y mi cuerpo; si de miedo se trataba puedo decir que por
fin había desaparecido. Y aún siendo
consciente de que si estiraba un poco más mis brazos lograría alcanzarte, fui
más rápida que tú controlando mis sentimientos cuando sonó “Palomas” y escapé
de allí evitando de nuevo tu mirada.
Y de repente llegó
“EME”.
Me deshice entre
las notas de la guitarra intentando afinar en los recuerdos menos dolorosos y
sin embargo solo fui capaz de perderme más. De nuevo, por un
instante y como otras tantas veces, quise volver ser su sonrisa de Amelie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario