miércoles, 15 de abril de 2015

Alba.


Tengo  el bonito recuerdo de cómo mi abuela me cepillaba el pelo cada vez que salía de la ducha. Qué graciosa se ponía cuando, a pesar de mi mayoría de edad, lo hacía yo misma y ella se enfada conmigo. La última vez que me cepillo el pelo era diciembre; las manos ya no le respondían, pero siempre lo hacía y aquella vez no fue una excepción.

Iba a contaros la historia de mi pelo, de cómo guiada por un impulso decidí cortarlo hace dos años. Pero. Los recuerdos a veces aparecen y lo mejor que puedes hacer es acariciarlos, mimarlos, guardarlos.

Y por supuesto, compartirlos.

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