domingo, 19 de octubre de 2014

Claudine.


Ni la música que sonaba ni las velas del tocador habían sido elegidas a conciencia. Eran preferibles las velas porque la lámpara daba demasiada luz y la lista de reproducción saltaba de una canción a otra sin orden ni concierto. No había más explicación. Como tampoco la tenía que él la deseara más que nunca aquella noche. La sujeto fuerte, haciéndole entender en silencio que no se alejará mucho de él (no fuera que se le ocurriera enamorarse de otras pecas que no fueran las suyas). La besó, y los dos años a su lado le supieron a poco. Habían pasado tan rápido como lento le hizo el amor aquella noche.

Su interminable y tierna sonrisa la delataba. Se le veía realmente feliz. 
Era cierto que había algo más después del te quiero. Al menos ella, así me lo admitió.

lunes, 13 de octubre de 2014

Emma.


Y cada vez que te digo “te quiero” me preguntas “porqué”. A veces escondo la cabeza y respondo “no sé”;  la mayoría de las veces solo contesto con un “porque me haces feliz”.  Tal vez sea porque has elegido mi cuello como lugar habitual de descanso y él está feliz de tener habitantes que de vez en cuando le mordisquean como símbolo de cariño. O tal vez sea por tu manía de cogerme por el hombro y olisquear curiosamente cualquiera de mis orejas. Quién sabe, a lo mejor es por esa manía tuya de decirme  “no mereces” cuando sabes que merezco siempre. O esa otra de  corregir cada palabra que sale por mi boca, y que tanto odio, y que a ti tanta gracia te hace. Porque soy la mejor creadora de refranes de la historia y nunca me importó cantar en voz alta por la calle. Por eso tal vez tú me quieres a mí, no lo sé.

Me he vuelto a quedar dormida en el sofá  y eso que te prometí que me mantendría despierta toda la película. No he podido evitarlo, tu pecho es el mejor lugar para descansar los ojos y tus dedos haciéndome cosquillas han actuado como morfina por todos los poros de mi piel. Morfina para soportar el otoño que se avecina. Sí, tal vez sea por todo esto por lo que siempre (pase lo que pase) pido más.


Volver a casa y echarte de menos.

viernes, 10 de octubre de 2014

Amélie.


Y ahí estabas tú, con tu camisa a cuadros y tus pantalones pitillo. Un alfiler en un pajar, mi alfiler. Y es que no he tenido más remedio que fingir con palabras banales  que el paso de nuestros años no te han sentado nada bien. Les mentí y te mentiría también a ti si tuviera la oportunidad de encontrarte de nuevo. Los días que nos han separado, si cabe, te han hecho mayor y debo admitir que las arrugas de tus ojos seguían siendo las mejores de aquel concierto. Alce los brazos al cielo en señal de victoria mientras “Afuera en la ciudad” recorría mis oídos y mi cuerpo; si de miedo se trataba puedo decir que por fin había desaparecido.  Y aún siendo consciente de que si estiraba un poco más mis brazos lograría alcanzarte, fui más rápida que tú controlando mis sentimientos cuando sonó “Palomas” y escapé de allí evitando de nuevo tu mirada.

Y de repente llegó “EME”.

Me deshice entre las notas de la guitarra intentando afinar en los recuerdos menos dolorosos y sin embargo solo fui capaz de perderme más. De nuevo, por un instante y como otras tantas veces, quise volver ser su sonrisa de Amelie.