jueves, 23 de mayo de 2013

Luna.


¿Qué serías capaz de hacer por amor? ¿Cuáles son tus límites? Capaz de coger aviones, hacer autostop, capaz de mentir. ¿Cogerías una escalera para conseguir una estrella? ¿Subirías hasta la luna para pedirle que cuidara de vosotros todas las noches? Capaz de correr detrás de él si algún día pronunciara “lo siento pero no eres tú a quién quiero”, capaz de articular un “conseguiré enamorarte” aunque sepas que es imposible hacer algo así. ¿Capaz de suplicar? Capaz de perdonar. Capaz de hacer tartas de queso y frambuesa, de pintar habitaciones con sus frases favoritas. ¿Capaz de coger dos billetes a París sin avisar? ¿Qué serías capaz de hacer para recuperar un corazón perdido? No contestes, ya lo hago yo. Serías capaz de apagar el sol de un soplido, de cambiar de órbita a la Tierra y parar el tiempo, de desplazar meridianos y pasear por paralelos, de hacer nevar en pleno agosto. Cuando crees ser capaz de hacer lo imposible posible, créeme, estas perdida. 

Y enamorada.

jueves, 16 de mayo de 2013

Abigail.


He probado dos clases de drogas prácticamente igual de adictivas. La primera de ellas me absorbía de tal manera que pasaba los días y las noches enredada en turbias discusiones que me rompían alma-corazón sin casi darme cuenta. Sin embargo, durase lo que durase el infierno, siempre volvía para lamer mis heridas. Porque si no lo hacía era yo la que pedía más. Era fácil, sencillo. La segunda, por otro lado, causándome la misma dependencia, eran pocas las veces que me veía envuelta en una maraña de malentendidos. No obstante, y a diferencia del primero, cuando los había, esta no regresaba. En una ocasión (y fue suficiente) me mantuve de pie, llorando, abrazando y pidiendo perdón (a mí narcotizante) en susurros. Cuando mire hacia arriba alcance a ver unos ojos mirando al infinito, devolviendo el abrazo, seguramente, por mantener la compostura. 

Cuando no se tiene punto medio y no hay elección, cuando ves un tempano de hielo enfrente de ti, inamovible y orgulloso, entonces, y solo entonces, te preguntas que droga acaba doliendo más. La que golpea poco a poco o la que te asesta un golpe seco que acaba, como siempre, abriéndote los ojos a la realidad. Vosotros que amáis la vida casi tanto como yo, decidme, que droga es la que preferís que os mate. Por dentro.

martes, 14 de mayo de 2013

Manuela.


Y es que entre tanta tormenta de arena y tanto “necesito acertar aunque sea un rato” logré encontrar algo de paz. Aunque no nos equivoquemos, quién dice paz dice guerra. Guerra entre sus labios y mis manos, que no se dejan besar o tocar al mismo tiempo. Y me enfado, siempre a destiempo. Y tal vez por eso le quiero más. Nunca jugar como dos críos fue tan divertido y nunca unos ojos me supieron tan dulces como los suyos. Y es que me mira así y claro, me derrito. Como la noche en que nos conocimos, él no sabía por qué mujer decantarse (de las dos que tenía guardadas en el bolsillo) y yo aún tenía el corazón en obras. Creo que basto ese “- Fue raro como me frenaba el no saber si ella saldría espantada si me lanzaba, pues fue todo con más mimo de lo habitual. Desee besarla durante mucho tiempo, de hecho lo desee hasta su portal.” para saber que éste era todo lo que no estaba buscando pero había encontrado. Lo que yo quería. Y es que he dejado de escuchar tristes canciones que hablan de amor para vivirlo en primera persona. Aunque no nos equivoquemos, ésta historia en concreto, de triste no tiene nada. 

Ay, ¿yo enamorada de él? ¡Qué va!
Nota mental: disimula más Manu.

jueves, 9 de mayo de 2013

Paula.


Habitaciones separadas, corazones rotos.

- "No te voy a mentir, desde que no estás a mi lado todo va mejor, los llantos al menos han disminuido de nivel. Los recuerdos sin embargo llegan por momentos, días y horas. Como un dolor de cabeza repentino que dura más de lo que te gustaría. Invades mis neuronas y pensamientos, intentas abrirte paso a través del cerebro por mis ojos, pero los cierro para no demostrar que sigues ahí. Invades mis oídos con canciones tristes cuyas palabras y ritmos se clavan como espinas. Incluso te escondes en otros hombres, tu perfume se pasea por calles y avenidas amenazando con impregnarse en mis ropas con el leve roce de nuestra piel.

Salgo corriendo, me quito los auriculares y respiro. Ahí estas, no en la calle, no a mi lado, ni siquiera te encuentro entre las personas que me rodean, solo en mi mente. Imagino como vuelvo a estar contigo, en tus brazos, en tu cama, en tus sonrisas. Sacudo la cabeza y dejo la mente en blanco. “Vuelve a tu vida” me repito una y otra vez. Y así, con un dolor en el pecho que no cesa, con un vacío que soy incapaz de esconder, continuo y sigo mi vida. Mi vida sin ti."

- "Porque tal vez seas la única persona que me conozca de verdad y sabe de lo que soy capaz. Probablemente no sea lo correcto, probablemente según avanzo cada letra le estoy dando una patada a mi orgullo. Últimamente parece que cada paso que doy es el incorrecto, como dicen: Roma arde y tú estás tan tranquilo observando desde lejos. Esta noche he logrado consumir Roma hasta  las cenizas y no, no había nadie para verlo, por lo menos nadie importante. Me siento vacío. 

El miércoles dormí dos horas en el más sur de Madrid, en un sofá incomodo y hoy viendo las horas que son, te puedes imaginar...Ya estoy desvariando, no se a donde me dirijo, no sé nada, solo avanzo y sigo hacia adelante. ¿Seguirá esta racha de equivocaciones? ¿Es posible salvarme? o en cambio según hablamos hace casi una semana (aunquepareceunmesomás) ¿Que nos salvemos mutuamente? No lo sé sinceramente. Tanto tú como yo, aunque un día fuimos uno y ahora seamos dos y medios (otrescuartos) merecemos salvarnos."



jueves, 2 de mayo de 2013

Vera.


Sobrepasemos la línea de los 6 meses, esos que señalan como los únicos llenos de amor. Ya puestos sobrepasemos la frontera de toda una vida. No suena mal y puede que sepa mejor aún. Colocas tus labios en mi clavícula y me susurras "te quiero" al oído. Suena “A Fine Frenzy” en la radio. Sonrío. Maldita sea, esto es como tomar una dosis demasiado elevada de vitaminas, como tirarse desde lo alto de un rascacielos sujeta por un arnés (tú), como comer helado de cookies los días de lluvia, como correr ladera abajo y reír mientras lo haces, como un chupito de tequila sin limón ni sal, como una cerveza helada en pleno verano, como la pizza  los días de eterna resaca. Me haces renacer. 

Mierda. Estoy sonriendo de nuevo. Y pienso en ese verso de Saudade que dice “eso es el amor: sentirte de alguien que sientes que es tuyo, sin serlo”. Y me cago en la puta. 

Creo que estoy enamorada.