jueves, 13 de agosto de 2015

Hanna.



Me odias. Me odias porque entré en tu vida sin llamar a la puerta. Me odias porque luchamos en bandos diferentes y yo gane la batalla. Me odias porque descubriste que yo soy la razón por la que tú acabaste sin nada. Solo mi nombre y mi persona minaron tu estado de ánimo y te herí de muerte durante meses. Necesitabas odiar a alguien y me escogiste a mí.

No he venido para hacerte daño. No estoy aquí presente para recordarte que te quedaste con las mano vacías. Estoy aquí para hacerte ver que seguiste adelante y sobreviviste. Como todos lo hacemos cuando nos rompen el corazón. Pero me iré de puntillas, tal y como vine. Porque no estoy aquí para hacerte daño. Porque yo no te odio. Porque sigo pensando, por raro, anómalo e inaudito que parezca, que somos almas gemelas.

Volveré andando sobre mis pasos y dejare que mi rastro se desvanezca de nuevo.

Si eso te hace feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario