Me odias. Me
odias porque entré en tu vida sin llamar a la puerta. Me odias porque luchamos
en bandos diferentes y yo gane la batalla. Me odias porque descubriste que yo
soy la razón por la que tú acabaste sin nada. Solo mi nombre y mi persona minaron tu estado de ánimo y te herí de muerte durante meses. Necesitabas odiar a
alguien y me escogiste a mí.
No he venido para
hacerte daño. No estoy aquí presente para recordarte que te quedaste con las
mano vacías. Estoy aquí para hacerte ver que seguiste adelante y sobreviviste.
Como todos lo hacemos cuando nos rompen el corazón. Pero me iré de puntillas,
tal y como vine. Porque no estoy aquí para hacerte daño. Porque yo no te odio. Porque sigo pensando, por raro, anómalo e inaudito que parezca, que somos almas
gemelas.
Volveré andando sobre mis pasos y dejare que mi rastro se desvanezca de nuevo.
Si eso te hace
feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario