Solo me arrepiento de dos cosas en esta vida.
De haber escupido sobre ti para que salieras corriendo.
De no haberte abrazado con las ganas de quién dice “yo cuidare de ti”.
Y te doy la razón, los corazones que no han sentido son capaces de ser
amigos.
Pero el tuyo estuvo en guerra demasiado tiempo.
Qué sabrás tú de la
amistad, si nunca quisiste conocer mi media naranja.
Qué sabrás tú de la
amistad, rey de los ególatras.
Te odio.
T e o d i o.
Tanto que a veces padezco de nostalgia.
Y me vienes a la memoria.
Todos decían que acabaríamos juntos.
No sabían que era mentira.
Que acabaríamos separados, inútiles.
Incapaces de ser amigos.
Porque una vez al año.
Siempre.
Nos echamos de menos.
Y nos gritamos.
Nos herimos.
Y duele.
Dolemos.
Dolemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario