viernes, 29 de agosto de 2014

Leticia.


Titubeabas cada vez que te dirigías hacia mí y vacilabas con la cabeza haciendo unas pausas poco comunes en ti. Y no creo que fueran las copas de más las que producían en ti ese tipo de reacciones, seguramente eras tú mismo traicionándote. Lapsus temporales en los que el deshielo de la copa (y de tu miocardio, como yo lo llamo) permitían avistar esa parte de ti que me recordaba una y otra vez la frase que Thomas Fuller dejo, para disfrute de todos, entre nosotros. “Todo es muy difícil antes de ser sencillo” me decías. Hacías tu ritual de aspavientos síntoma de tu estado etílico y entre susurros insistías en que Thomas Fuller era un “maldito mentiroso” que “de ser así lo nuestro ahora sería más sencillo”.

Y en verdad, borracho o no, tenía razón. Contradiciendo a cualquier historiador inglés que se nos pusiera por delante; habíamos decidido que nuestra historia de des-amor debía empezar bien y acabar con un “no estuviste ahí” o ejemplares similares. Al día siguiente, como si nada hubiera ocurrido, volvías a posarte en mí con tu irascibilidad común haciendo gala de tu pasión por lo solitario y lo extravagante.

Y bueno, no hubo un final concreto, solo nos cansamos de insistir y de tirar de la cuerda por el  extremo contrario. Yo volví a mi rutina, la del cola-cao antes de dormir y los abrazos de cada noche, él por contrario siguió viajando. No he vuelto a saber de él. Había aprendido a vivir solo y así, solo, continuó caminando.

domingo, 17 de agosto de 2014

Lorena.


-“Y no es que no lo quiera, lo quiero un montón; pero si tuviera algo, una herramienta,  con que medir nuestro amor seguramente él saldría ganando. El otro me refiero. Supongo que la razón es solo una, las pasiones que matan. Esas que te empujan bajo tierra pero te reviven una y otra vez. No sé si me explico” Ay Lorena, mi Lorena. Si lo hubiera sabido antes te hubiera dado la razón en aquel momento, pero desconocía de que hablabas hasta hoy.

He subido al autobús con la sensación de haber perdido años de juventud y ganas de vivir pasiones. Has tocado mis ojeras con tus dedos y he suplicado mientras lo hacías con los ojos un “te quiero”, pero no llega. O llega a destiempo. Y es que ya no se qué sonrisas más te puedo dibujar en los labios para merecer escucharlo.


Me escondo entre los recuerdos de un antes perdido 
con la esperanza de revivirlo otra vez;
pero no con él, contigo. 

lunes, 11 de agosto de 2014

Victor.


Y bueno no nos podemos quejar, estamos rodeados de normas que hay que cumplir de forma diaria y que nos obliga a no comportarnos como orangutanes. “No supere los 120 por la carretera”, “Prohibido fumar en este establecimiento”, maneras y formas de educar a los ciudadanos de un lugar llamado mundo, como dice ese buen hombre en el anuncio de San Miguel. Luego están las  reglas místicas, esas que acatamos porque queremos “honraras a tu padre y a tu madre”, “no mataras” comentan los catequistas todas las semanas. Y qué me vas a contar, luego acabamos poniendo los cuernos a la mujer, pero oigan, ahí están las normas místicas; para guiarnos hacía la luz o para ver el final de camino. Y por último y no por ello menos importantes están las normas establecidas para todo grupo de amigos (debo señalar que no para todo el mundo existen solo tres niveles). Bueno, realmente no hay una norma escrita, lo único que guía a esta panda de desarrapados es la conocida como LEALTAD. Podríamos buscar el término en Wikipedia y aparecería algo así como “fidelidad”. Qué queréis que os diga, yo no soy mucho de enciclopedias pero hoy me encuentro con el suficiente buen humor como para contaros que es para mí eso de la lealtad.  Según las leyes no escritas del Hamijos, pero si aplicadas por amor,  la lealtad consiste en hacer piña cuando uno de muchos está mal y formular acciones motivadoras que sirvan de apoyo para éste, o aguantar a las afueras del hospital hasta comprobar que aquellos accidentados están en condiciones óptimas (todo esto como los gitanos y siempre de buen humor). Según las leyes no escritas pero si aplicadas por diversión los viernes son viernes de cerveza y coca-cola (fría, que no caliente), de bromas tomadas con buen sentido del humor y bromas peligrosas (ya sean con mayonesa o cerveza agitada). Están también las leyes no escritas pero si aplicadas por felicidad como “Se intentara ir a Benidorm todos los años que sea posible” pero siempre, siempre,  siempre habrá un fin de semana para lanzarse como cabras por el monte. Y así todos los miembros del equipo sabrán y conocerán todas las marcas de DH habidas y por haber. Así pues si dos hamijos deciden sacar adelante un negocio todos y cada uno de los miembros del grupo apoyaran esta iniciativa trabajando duro, pintando, colgando paneles, aportando ideas, asistiendo a la inauguración, ayudando a las tareas cuando “se pasa por allí”, proclamando a diestro y siniestro lo buenos que son; dando la mejor imagen de lo mejor de los amigos. Eso es lealtad, hacer nuestro el negocio de nuestros amigos, cuidándolo como si fuera nuestro pequeño tesoro. 

VidaBikes se convirtió en un pequeño puzzle en el que las piezas encajaban a la perfección, sin embargo y para sorpresa la nuestra hay piezas que se rompen,  y en esta ocasión fue uno de los pilares que sostenía nuestro pequeño tesoro el que decidió actuar egoístamente y destruir lo que con nuestras manos e ilusión habíamos empezado a querer.

He guardado silencio tantas semanas que en ocasiones la ira y la vergüenza por aquellos que nos pusieron la zancadilla pasaron a formar parte de mí. Lo que en un principio era odio pasó a ser tristeza y con el tiempo solo hubo sitio para la resignación y la pena. Pena no por mí, no por nosotros, sino por vosotros. Gente incapaz a simple vista, pero capaz en el fondo de hacer un daño inimaginable.

Y es que éstas, las que pensáis son frases dirigidas con resentimiento no son sino un sutil aviso de lo que os espera. Y no, no hablo de venganza, hablo de soledad.

Más allá de todo esto, y con ganas de no perder ni un segundo más hablando de aquellos que no lo merecen, mencionar a la única persona que ha estado al pie del cañón. En las malas y en las muy malas. La persona que cogió el mando del navío sin tripulación y consiguió seguir creciendo. Para ti Victor todo nuestro apoyo y nuestro amor, algún día serás grande y allí estaremos todos para verlo de nuevo. Esto no es el principio del fin sino el principio de nuevos proyectos, nuevas ilusiones y nuevas aventuras. Y recuerda que mientras la tormenta amaina nosotros seremos las piernas en las que apoyarte cuando éstas fallen y seremos, si hace falta,  los pulmones que te permitan respirar cuando te falte el aliento

Que VidaBikes quede en el recuerdo de todos. Que únicamente recordemos lo bueno.