Porque nunca
fuimos del todo enemigos. Siempre poniéndote entre la espada y el “ojalá
vuelvas a ser el mismo de siempre”. Tal vez es que nuestro “siempre” duro
demasiado poco y los “ojalas” han dejado de cumplirse por falta de ganas y
corazón. Porque yo, amigo, ya no soy capaz de verlo dentro de ti. E intentar
abrirte en canal para hacerte creer que hay algo más allá de las noches
salvajes y resacas eternas. Porque nuestros abrazos siempre significaron un “volveré para salvarte siempre que lo necesites". Porque nunca fuimos del todo amigos y
las canciones siempre son una escusa para acordarme de nuestro nosotros.
Déjame seguir
siendo la mejor parte de ti.