miércoles, 26 de marzo de 2014

Estela.


Porque nunca fuimos del todo enemigos. Siempre poniéndote entre la espada y el “ojalá vuelvas a ser el mismo de siempre”. Tal vez es que nuestro “siempre” duro demasiado poco y los “ojalas” han dejado de cumplirse por falta de ganas y corazón. Porque yo, amigo, ya no soy capaz de verlo dentro de ti. E intentar abrirte en canal para hacerte creer que hay algo más allá de las noches salvajes y resacas eternas. Porque nuestros abrazos siempre significaron un “volveré para salvarte siempre que lo necesites". Porque nunca fuimos del todo amigos y las canciones siempre son una escusa para acordarme de nuestro nosotros.

Déjame seguir siendo la mejor parte de ti.

domingo, 23 de marzo de 2014

Sophie.


Y ahora que lo habíamos conseguido, que tus labios se posaran sobre mi cuello y tu cabeza reposara  sobre mi clavícula encajando a la perfección. Ahora que tus latidos eran tan familiares para mis oídos que habían decidido hacer de tu pecho su lugar favorito en el mundo. Ahora que tus manos habían hecho de un juego el vicio de buscarme entre la manta y el sofá los lunes al sol

Ahora que me has dejado con el vestido a medio abrochar y el corazón a medio latir, los ojos empañados de dudas y las ganas de naufragar de nuevo, porque navegué en océanos desconocidos hasta que tú pisaste tierra firme y decidiste conquistar mi bandera y mi alma.

Ahora que el silencio ha llamado a nuestra puerta y las páginas del calendario pasan tardías sin ti.

Ahora qué.

domingo, 2 de marzo de 2014

Bárbara.


Los asientos del coche hacían lo que podían por sostenernos pero ni ellos ni nuestros propios huesos eran capaces de agarrarnos para que no nos estrelláramos. El velocímetro marco  los 160 mientras yo me deshacía en polvo de pena y tu intentabas deshacer el mal que ya estaba hecho.  Y mientras nuestras vidas derrapaban por el asfalto del miedo y la incertidumbre yo decidí abrir la puerta, mirar hacia atrás y poner punto muerto. Y es que podría haber mantenido el pie en el acelerador pero, amor, el corazón ya estaba desgastado y poco se podía hacer si el combustible había envenenado todos nuestros caminos de escape.  Se nos olvido ponernos el cinturón de seguridad y eso, amor,  acabo con nuestras vidas. 

Esta noche he cerrado los ojos y he descubierto que mentían. 
Ojos que no ven corazón que te extraña.