lunes, 9 de diciembre de 2013

Sara.


Benditos son los dedos que aun recorriendo las páginas roídas de este antiguo libro son capaces de distinguir entre lo que pudo y nunca volverá a ser. Buenos son los consejos de aquel que dijo que el engaño, no ya por la aplacable conciencia a la que tapamos la boca continuamente, puede llevar solo en una dirección, la del adiós. “No es la historia de tu vida si eres capaz de besar otros labios” se atrevió a añadir. Y yo, mi amor, soy incapaz de besar otros que no sean los suyos. Admirable cambio de alguien que solo puede definirse de una manera “caótica Sara”.  

Sonrio sabiendo que te irá bien. Siempre tan tú. Insustituible al fin y al cabo, pero debes saber que ahora camino sobre seguro. Guardando los buenos momentos en mi rincón favorito, los recuerdos, y queriendo más que nunca a quién todos los días me regala las ganas de volar (sin alas). Volar como quién dijo una vez con  “pasaporte de pájaro”.

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