Benditos
son los dedos que aun recorriendo las páginas roídas de este antiguo libro son
capaces de distinguir entre lo que pudo y nunca volverá a ser. Buenos son los
consejos de aquel que dijo que el engaño, no ya por la aplacable conciencia a la que tapamos
la boca continuamente, puede llevar solo en una dirección, la del adiós. “No es
la historia de tu vida si eres capaz de besar otros labios” se atrevió a añadir.
Y yo, mi amor, soy incapaz de besar otros que no sean los suyos. Admirable
cambio de alguien que solo puede definirse de una manera “caótica Sara”.
Sonrio sabiendo que te irá bien. Siempre tan tú. Insustituible al fin y al cabo, pero
debes saber que ahora camino sobre seguro. Guardando los buenos momentos en mi
rincón favorito, los recuerdos, y queriendo más que nunca a quién todos los días
me regala las ganas de volar (sin alas). Volar como quién dijo una vez con “pasaporte de pájaro”.
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