Va
hacer un año desde qué.
Me
colé en tu casa, en tu cama, entre tus manos.
Y
bueno, no nos va tan mal. Sigues amaneciendo enredado en mi pelo alguna que
otra mañana, riéndote de mí por esa cara (que dices) tengo tan graciosa al
despertar. Sigo recibiendo besos (casi) todos los días, y aunque nunca son
suficientes al menos si que lo son cuando estoy falta de energía.
Deberías
saber que mi momento preferido de la semana sigue siendo perderme contigo entre
las sábanas y recibir besos de esos que soy incapaz de describir, y que lo
único que consiguen es hacerme reír. Deberías
saber que si tengo que imaginarme la vida dentro de unos cuantos años, me la
imagino contigo. Que gracias a ti hoy soy una persona más rica en amistades y
que me sobran las ganas de seguir conociéndolas a tu lado. Que sigo perdiéndome en tus ojos cuando me
miras con ternura, y sigo apartando la mirada cuando consigues ponerme
nerviosa. Que las mariposas siguen ahí, en nuestra habitación, en la misma en
la que hace un año me conociste. De verdad. Deberías saber que, a día de hoy,
soy la persona más afortunada del mundo.
Pero tú todo eso ya lo sabes.
Así
que no, no nos va tan mal.
Yo diría que
nos va estupendamente.
Y
seguir viajando a través de la vida cogidos de la mano.
Y
quererte hoy y mañana y siempre.