Querido ex-amor:
Que fácil resultaría escribir un mensaje de esos
en peligro de extinción y qué difícil es dejar de ser tu misma en este tipo de
situaciones, quizás por eso hoy me veo en la obligación de escribir(te). Todos
sabemos que en este tipo de días se compinchan cabeza-corazón y no hay quien les
lleve la contraria.
Creo recordar que hace un año aún teníamos planes escritos
y un futuro prometedor. No sé muy bien
qué decir. ¿Debo desearte felicidad? ¿Una novia mejor? Ojala hubiera sabido
quererte como querías y merecías. Doy la bienvenida a septiembre con la certeza
de que actué mal, sabiendo que nunca tuve paciencia contigo. No te ame con
sinceridad, no pude ver a través de ti. No supe valorar lo que tenía.
Con un
poco de suerte el año que viene no recordare ni el día en el que vivo, no-recordare-tu-día. Espero y deseo que estos 22 se lleven tus 23 consigo y no
vuelvan a mi memoria nunca más. Y es que vuelvo a pisar septiembre con la
certeza de que nunca me llegaste a comprender, con la sensación de que te quisiste
más a ti mismo de lo que me quisiste a mi algún día. No supiste darme lo que
necesitaba, no quisiste mantenerme a tu lado. Y ahora, que quieres que te diga,
somos dos (des)conocidos que se topan de vez en cuando. Vivimos preguntándonos
qué será el uno del otro, si habrá sido capaz de olvidar. Este es mi regalo, mi último presente. Esta es la
última vez (prometido). No molesto más, me voy por donde vine, tengo mejores
corazones que amar y muy poco tiempo para aprovecharlo.
Felicidades ex-amor.
Feliz septiembre sin mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario