domingo, 27 de agosto de 2017

Frida.

Todo el mundo tiene una lista de pendientes. 
Los que se hacen llamar a sí mismos fieles. 
Los que prometen y cumplen sus promesas, también. 
Incluso los que intercambian palabras, anillos y un sí quiero. 

Lo que queda pendiente, 
indudablemente, 
queda bajo la responsabilidad de uno mismo y de la conciencia del que:
“quiso pero no pudo”,
“quiso pero era demasiado tarde”,
“quiere pero no debe”, 
y "puede pero no quiere". 


En mi lista de pendientes tengo:
unos ojos entrecerrados, 
creados de la sonrisa más bella del mundo.  
La mejor ataraxia destilada en alcohol puro.

Una mujer con diferente ADN pero idéntica forma de ser, 
que recorre mundo, 
que odia y quiere a partes iguales. 
A mí también me rompieron el corazón un par de veces en la vida, 
aunque a ti se te olvidó preguntar.

Una joven que siempre vio el vaso vacío, 
ni medio, 
ni repleto, 
siempre desocupado. 
Que dejó de llenarlo 
y se le olvidó contar con lo positivo de lo bueno que se le dio.

Un joven con la autoestima baja y el corazón palpitante de ganas.
De querer.
De sentir.
Ella no es para ti, 
aunque eso tú aún no lo sabes. 
Las manos van al pan, 
hasta que se cansan de amasar.

Y a ti, maldito, 
decirte a la cara lo estúpido que has llegado a ser. 
Por olvidarte de que existen otros tipos de amor.

Al final todo, 
siempre, 
se resume en eso.

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