Declaración de Intenciones lleva tu nombre.
¿Me estas escuchando? Te debieron hacer mucho daño en el pasado
para asesinar de esa manera tu propio romanticismo. Deja el blíster con Orfidal
donde estaba. No hay fármaco en el mundo capaz de anestesiar las ganas de
querer a un ser humano. Que el corazón, amiga, es un músculo involuntario. Late
a placer, a excepción del resto de músculos que están sometidos a nuestra
voluntad. Como la sonrisa que te delata. Esa curva. Ese músculo, que no tiene
dudas, que aparece de la nada para sedar, esta vez sí, esas ganas fingidas de
no ser correspondida. Deja de hacerte llamar alma libre.
Las almas libres amamos.
Y tú de eso, sabes bien poco.