domingo, 8 de febrero de 2015

Lexie.


Podríamos intentarlo de nuevo. Tu, yo, tus ganas de enamorarte y mis noches de autodestrucción. Podrías lamerme las heridas que aún sangran mientras yo escribo metáforas sobre los dos. Crearíamos un plan C porque el A y el B ya salieron mal, y la Z sería nuestra referencia. Tenemos todo el abecedario para querernos, en tiempo y en letras. Como la E de echarte de menos. Mis sábanas tienen ganas de probarte de nuevo y nuestros silencios siempre han estado llenos de suplicas egoístas pero con ganas de sumar uno.  Deja que los restos muertos de nuestra relación se reencarnen en héroes con ganas de sobrevivir. Permite que se descomponga el odio, nunca fue nuestro aliado en esto de querernos.

Mírame, ¿no lo ves? yo sigo aquí.

domingo, 1 de febrero de 2015

Virginia.


Había comprado el billete hacía ya meses. Le prometió que iría a verla pronto. Había dedicado su vida al trabajo, pese a su juventud. Era hora de tomarse un respiro y dedicarle tiempo a aquello en lo que realmente creía. Trazó un plan. Al acabar haría las maletas, viajaría en autobús y recorrería cientos de kilómetros a través de las vías del tren para cuidar de ella. Viajaría sola para cumplir una promesa.Pero sonó el teléfono. Y todos sabemos que las llamadas inesperadas son sino las más felices de nuestras vidas, las más tristes.

Cogió su billete e hizo la maleta. Viajo sola para cumplir una promesa. Al llegar compró margaritas y se desplomo sobre ella. “Yo cuidare de ti a partir de ahora” repitió una y otra vez. “Tu lápida será la más bonita de todas” sollozo. No dejó que la viera por última vez. No dejó que cuidara de ella.

La vida no espera a nadie, y ella no me espero a mí.