¿No lo habéis
visto por aquí? Llevo horas buscándolo y aún no lo he encontrado. ¿Qué es esto?
¡Ay si! el hilo para suturar. Estuve más de un mes buscando un hilo perfecto
fabricado, a poder ser, con rabia. Más
de mil pasos por mercados y supermercados di hasta que hallé justo con el que
quería. La extravagante vendedora de la pequeña tienda me aseguro que era el
mejor de todo Madrid. “Resistente a terremotos e inundaciones en
épocas de fuertes sacudidas y lluvias torrenciales, incluye garantía por si los
lacrimales se desbordan” añadió. Cuando le pregunte que de qué estaba hecho la señora
muy amablemente me respondió “de lo que tú quieras niña”. Y eso fue suficiente.
Sigo buscándo por
toda la habitación, ¿no veis ningún rastro que me indique que dirección cogió?
Nunca fui una buena criminóloga, los únicos muertos que hay en mi habitación son
los tiestos que deje de regar cuando Leo se marchó. He encontrado la aguja
tirada por el suelo, supongo que la morfina dejó de hacer efecto hace unas
horas y le ha dado la ventaja de quién tiene alas para volar. No debería haber
cerrado los ojos, así ahora tal vez sabría dónde se ha metido. Nada de esto tiene sentido, yo misma utilice
el desfibrilador cuando dejo de latir.
Rendida he caído de
rodillas frente a la ventana. Está abierta y las cortinas se mueven con
delicadeza, incluso los últimos rayos de sol intentan escaparse por la
persiana. Guardo silencio.
- pump, pump, pump.
Me toco el pecho.
Sí es él. Agudizo el oído de nuevo.
- pump, pump, pump.
Noto las mejillas húmedas de nuevo pero esta vez no me importa.
El hilo ahora resiste y yo he vuelto a nacer.