sábado, 25 de enero de 2014

Charlotte.


Y a riesgo de parecer soberbia juro por Dios, sin ser creyente, que aun siendo pobre pagaría lo que fuera por un billete de huida. Porque tengo los bolsillos vacíos de dinero pero soy sin duda la mujer mas rica en amor. Ayer mismo desperté en tu cama y estabas tan cerca de mí que no podía saborear, oler o sentir otra cosa que no fueras tú. Como cuando dije que algún día escribiría sobre tus pecas y tu, ni corto ni perezoso, te reíste de mi (sonreíste) y me agarraste de la mano. Te juro por Dios, sabiendo que es posible que no exista el más allá, que sé de lo que hablo cuando digo que me perdería entre esas pecas todos los días de mi vida, nadaría en el profundo de tus ojos cada vez que tuviera sed y esnifaría la vitalidad que me ofreces todas las noches del año cuando de celebrar la vida se tratase.

Apuntamos alto y lo haremos a lo grande, tan grande como nuestras ganas.

lunes, 6 de enero de 2014

Kate.


Todos sabíamos de lo que era capaz. Cogió la botella como si de un loco se tratara y derramo un poco sobre la copa (el resto cayo irremediablemente sobre la mesa). Alzo el brazo con solemnidad y brindo por la hipocresía. Poco se podía decir de aquel personaje, un joven que vivía sumido en la envida y se alimentaba de los besos que le ofrecían por las calles. Nunca nadie lo llego a querer, no al menos como lo hizo ella. Almas mudas, desterradas a sobrevivir en el amor propio y el odio en general. Fue como chocar contra uno mismo, y al final paso lo que tenía que pasar. Ella murió de sobredosis en un hostal de Venice Beach y él decidió que para vivir sin ella prefería seguir viviendo muerto en vida con sobredosis de alcohol, sobredosis de tristeza y sobredosis de ira. Dejaron de jugar al gato y al ratón, al “a ver quien puede más”. Dejaron de beberse la vida a tragos y de meterse las noches a rayas. El dejo de contar las pecas que adornaban su nariz y ella…ella dejo de sentir sin más. Pocos conocían la historia y ninguno, a día de hoy, se atrevía a contarla.

- …y sobretodo amigos, brindo por cada uno de los hijos de puta que me han amargado la navidad.- finalizó su discurso con un largo trago y se sostuvo sobre la mesa para no caer.

Cansada me levante y copa en mano añadí. – Por Kate.

Necesitaba con urgencia un corazón sediento de cualquier otra cosa que no fuera dolor, esto debía terminar. La mesa enmudeció. Acababa de despertar a la bestia.