Y
a riesgo de parecer soberbia juro por Dios, sin ser creyente, que aun siendo
pobre pagaría lo que fuera por un billete de huida. Porque tengo los bolsillos
vacíos de dinero pero soy sin duda la mujer mas rica en amor. Ayer mismo
desperté en tu cama y estabas tan cerca de mí que no podía saborear, oler o sentir otra cosa que no fueras tú. Como cuando dije que algún día escribiría sobre tus
pecas y tu, ni corto ni perezoso, te reíste de mi (sonreíste) y me agarraste de
la mano. Te juro por Dios, sabiendo que es posible que no exista el más allá,
que sé de lo que hablo cuando digo que me perdería entre esas pecas todos los
días de mi vida, nadaría en el profundo de tus ojos cada vez que tuviera sed y
esnifaría la vitalidad que me ofreces todas las noches del año cuando de
celebrar la vida se tratase.
Apuntamos
alto y lo haremos a lo grande, tan grande como nuestras ganas.