lunes, 23 de septiembre de 2013

Miriam.


Me sorprendió tanto aquella pregunta que a punto estuve de tirar mi copa al suelo. Tome aire y conteste sin resentimiento alguno (nuestra historia tenía un punto final desde hacía ya bastante tiempo). 

– Verás creo que lo principal es comprender que a los sentimientos no se les guía ni se les dirige. Si él decidió dejarte buenas razones tendría para ello. No me refiero a que te comportaras mal con él, al contrario, me refiero a que no tenías lo que él necesitaba. He pasado por varias vidas aplastando sentimientos, cosiendo corazones heridos para descoserlos mucho después. He escrito sobre todos ellos, he hecho versos con los besos que me daban. ¿Peculiar? Puede ser, unos se atreven a decir “contigo todo era más fácil” mientras que otros, los más desafortunados, me han tildado de tormenta tropical. Inestable, arrolladora. Qué más da, al fin y al cabo ellos nunca fueron lo que yo necesité. Por eso les hice daño, por no mantener a mi lado un corazón que a mi entender no me pertenecía. ¿Qué cómo puedes enamorarle? No puedes. Hoy aún tengo la certeza de que si de una elección se tratara, él volvería a elegirme a mí una y otra vez. Hay historias que es mejor dejar de escribir, pero solo para poder comenzar otras que realmente merezcan la pena ser narradas.

martes, 3 de septiembre de 2013

Nerea.


Querido ex-amor:

Que fácil resultaría escribir un mensaje de esos en peligro de extinción y qué difícil es dejar de ser tu misma en este tipo de situaciones, quizás por eso hoy me veo en la obligación de escribir(te). Todos sabemos que en este tipo de días se compinchan cabeza-corazón y no hay quien les lleve la contraria. 
Creo recordar que hace un año aún teníamos planes escritos y un futuro prometedor.  No sé muy bien qué decir. ¿Debo desearte felicidad? ¿Una novia mejor? Ojala hubiera sabido quererte como querías y merecías. Doy la bienvenida a septiembre con la certeza de que actué mal, sabiendo que nunca tuve paciencia contigo. No te ame con sinceridad, no pude ver a través de ti. No supe valorar lo que tenía. 
Con un poco de suerte el año que viene no recordare ni el día en el que vivo, no-recordare-tu-día. Espero y deseo que estos 22 se lleven tus 23 consigo y no vuelvan a mi memoria nunca más. Y es que vuelvo a pisar septiembre con la certeza de que nunca me llegaste a comprender, con la sensación de que te quisiste más a ti mismo de lo que me quisiste a mi algún día. No supiste darme lo que necesitaba, no quisiste mantenerme a tu lado. Y ahora, que quieres que te diga, somos dos (des)conocidos que se topan de vez en cuando. Vivimos preguntándonos qué será el uno del otro, si habrá sido capaz de olvidar. Este es mi regalo, mi último presente. Esta es la última vez (prometido). No molesto más, me voy por donde vine, tengo mejores corazones que amar y muy poco tiempo para aprovecharlo. 

Felicidades ex-amor. 
Feliz septiembre sin mi.