Me sorprendió tanto aquella pregunta que a punto
estuve de tirar mi copa al suelo. Tome aire y conteste sin resentimiento alguno
(nuestra historia tenía un punto final desde hacía ya bastante tiempo).
– Verás
creo que lo principal es comprender que a los sentimientos no se les guía ni se
les dirige. Si él decidió dejarte buenas razones tendría para ello. No me
refiero a que te comportaras mal con él, al contrario, me refiero a que no
tenías lo que él necesitaba. He pasado por varias vidas aplastando sentimientos,
cosiendo corazones heridos para descoserlos mucho después. He escrito sobre
todos ellos, he hecho versos con los besos que me daban. ¿Peculiar? Puede ser,
unos se atreven a decir “contigo todo era más fácil” mientras que otros, los más
desafortunados, me han tildado de tormenta tropical. Inestable, arrolladora.
Qué más da, al fin y al cabo ellos nunca fueron lo que yo necesité. Por eso les hice daño, por no mantener a mi lado un corazón que a mi entender no me
pertenecía. ¿Qué cómo puedes enamorarle? No puedes. Hoy aún tengo la certeza de
que si de una elección se tratara, él volvería a elegirme a mí una y otra vez.
Hay historias que es mejor dejar de escribir, pero solo para poder comenzar otras que
realmente merezcan la pena ser narradas.