Tengo
la sensación de que el 2017 ha roto más personas de las que ha unido.
Cuento
con los dedos y me salen medias partes por todos lados.
Odiamos.
Guardamos
rencor.
Prejuzgamos.
Criticamos.
Hablamos demasiado.
Cometemos errores.
Negamos
haberlos cometidos.
Tiramos piedras a otros tejamos
y limpiamos el nuestro con quitamanchas
del barato y orgullo del caro.
Cambiamos las versiones, las modificamos según
nos convienen.
Mentimos.
Herimos.
Nos olvidamos de perdonar.
No siempre, claro,
solo a veces.
Pero cada vez más.
La
vida se complica conforme pasan los años,
o nos complicamos nosotros.
No lo sé.
Pero estamos vivos y eso nos permite amar,
por
encima de todo.
Y muchas veces por encima de todos.
Ojala
no tardemos mucho en darnos cuenta de lo que de verdad importa.