La vida es un poco hija de puta.
Te pone cachonda y te arropa en la cama a partes
iguales.
No hay vuelta atrás.
Te miro. Me miras.
Justo ahí,
está la señal de prohibido picar entre horas.
Pero te mueves, me miras, sonríes y plas.
No hay ser humano que sepa decirte que no.
Lo intento, te rozo y te escapas.
Y que bien estaría que no me dejaras escapatoria.
Que me dijeras “esta noche no hay culpable”.
Agarrar el arma entre mis manos, disparar y
besarte.
Hacer arte con los besos y que me comas a tiempo,
para llegar mañana temprano a la fiesta de los que
no supieron valorar lo que tenían.
Tú, que hasta ahora has sido la mejor tentación
que podría haber tenido Eva.
Bésame y pide mañana la cuenta.
Que tengo dinero suficiente para pagar esta deuda
conmigo misma.
Al menos, por esta noche.